[Foto: Autor Desconocido]
I
Bajo la cáscara
el golem aúlla
y sin embargo,
todo lo que me enseñaron
respecto a oscurecer
no le rinde homenaje.
II
Hay un miedo primordial,
como un frío,
a ser el huérfano
al que no obsequien párpados;
sucede, que en el corazón del loco
soplar equivale a suicidio.
III
Ayer nací de la boca desgastada
del paraguas
pero no se me advirtió
sobre la naturaleza acuosa
del espíritu.
Quiero creer, que es posible
me habite mayor vegetación
que la que representan
los líquenes.
IV
A veces, los sonámbulos
me reclaman con voces
que asemejan cascabeles,
otras son trompetas.
Entonces, difumino mis pies
para sentirme fantasmas o nube.
Y cuando los lobos engullen
los relojes de la jaula
mi túnica se vuelve
un oleo insoluble.
V
Confecciono así algunos nudos
con la longitud de mi risa,
porque sólo de ese modo
se me excluirá del bostezo.
Me aterra pues,
la cadencia indescifrable de la espera.
VI
El cardumen avanza pavoroso
por las avenidas del pensamiento.
Acero y filos.
La ceremonia no será interrumpida.
Sobre el altar mi cuerpo,
mi todo desvencijado,
alimenta a los invisibles,
los indescriptibles,
la tribu atroz
de los inefables.