jueves, 22 de noviembre de 2012

INTERMITENCIAS EN EL ANVERSO

[Foto: Autor Desconocido]


I
Bajo la cáscara 
el golem aúlla 
y sin embargo,
todo lo que me enseñaron
respecto a oscurecer 
no le rinde homenaje. 


II
Hay un miedo primordial, 
                    como un frío, 
a ser el huérfano 
al que no obsequien párpados; 
sucede, que en el corazón del loco 
soplar equivale a suicidio.


III
Ayer nací de la boca desgastada
del paraguas
pero no se me advirtió 
sobre la naturaleza acuosa 
del espíritu. 
Quiero creer, que es posible 
me habite mayor vegetación 
que la que representan 
los líquenes. 


IV
A veces, los sonámbulos 
me reclaman con voces
que asemejan cascabeles, 
otras son trompetas. 
Entonces, difumino mis pies
para sentirme fantasmas o nube. 
Y cuando los lobos engullen
los relojes de la jaula 
mi túnica se vuelve 
un oleo insoluble. 


V
Confecciono así algunos nudos
con la longitud de mi risa, 
porque sólo de ese modo 
se me excluirá del bostezo. 
Me aterra pues,
la cadencia indescifrable de la espera.


VI
El cardumen avanza pavoroso 
por las avenidas del pensamiento. 
Acero y filos.
La ceremonia no será interrumpida. 


Sobre el altar mi cuerpo, 
mi todo desvencijado, 
alimenta a los invisibles, 
                  los indescriptibles, 
                  la tribu atroz 
                  de los inefables.



jueves, 13 de septiembre de 2012

ANTAÑO, LA VOZ

[Foto: Alberto Polo Iañez]


Las vestiduras de la nada
son de mi talla,
pero se me han obsequiado
las ropas garrafales
de un mundo que aúlla
                      y muerde.


Y aunque hubo una época
en la que mis sonidos
supieron ser soldados
hoy carezco de los vocablos
que se esgrimen
contra la desesperación,
contra la terrible desolación.


El poema calla.
El poema
      me apuñala.

Herido,
huyo al bosque
esperando dar con el sepulcro adecuado
para las gesticulaciones deformes
de la sangre,
que estrangulada en el latido
me augura
contagio y locura,


He de ver migrar
a los mismos nómadas,
la tribu de los mudos,
en sus balsas de luto
al otro lado de la nostalgia.


Cuántos silencios más
tolerarán mis brazos.


Yo, el marginado
en los corredores del viento,
heraldo de las palabras
que remedan al hambre
olvidé el canto,
aquel himno,
en la profundidad
de la cicatriz más vieja:
              El nacimiento.



martes, 24 de julio de 2012

ENTRAÑAS

[Foto: Broke Shaden]


Que hay en mí
sino el silencio
de un océano
que no se sabe húmedo,
qué hay sino un síntoma,
             como una fiebre,
             en lugar de vida.


Y en el fondo,
allá donde se erigen favelas,
una costilla que me rechaza
por no lograr ser oscuro,
por no evitar
ser sólo este hueco amorfo
en el discurrir del tiempo.


A veces quisiera
que retorne esa época
en la que la soledad
era el juguete maleable
de mi mente infantil
y no esta criatura,
             este monstruo,
que amenaza despojarme
de lo que resta de cordura.


Sin embargo,
si algo tengo son estos muros
y esta oquedad sin bordes
atestada de viento
que es siempre viento
y nunca corazón,
              nunca latido,
              ni pertenencia.


Entonces, desespero
y me arranco trozos
como buscando liberarme
de la crisálida.
Mas no hay luciérnagas
tras mis muros,
sólo hay un sismo que amenaza
cobrar forma en la garganta.


Los sueños,
los sueños también muerden
y apuñalan,
pero nunca soy la navaja.



domingo, 24 de junio de 2012

ATISBO DE LOCURA



[Foto: Robert & Shana Parkeharrison]


El niño que nació obsoleto
solloza sobre la espalda de la vida.


Solloza
porque lo arrojaron al invierno
descalzo de alas
y armado
con un corazón de viento.


Se despliega en la niebla
su nombre de cornisa,
                  de estrépito,
                  de muerte.


Y él, atragantado de noche,
le confiere a la tribu
de los náufragos
los honores del mendigo.


No quedan arrullos
para los que amordazan muertos,
ni sobran reliquias
para los que exorcizan silentes.


Sólo está ese sol,
ávido de cuerpo,
que detesta el bosque.


El niño que nació transparente
solloza una ópera de páramos.


El niño que nació raíz
pretende ser rama
           más nunca
           asomará su follaje.



Elegido para 
formar parte de la antología poética 
"Revelaciones"
de la selección de cuentos y poesía
de la Editorial Dunken 2012
compilado por Ricardo Tejerina



viernes, 1 de junio de 2012

PURGAR MARIPOSAS


[Foto: Broke Shaden]


La forma
en que sus ojos anochecen,
cada vez que ríe,
me embriaga.


Pero temo conocer
el revés de su nombre,
porque eso me empujaría
a la locura de querer
abrazar su contorno
hasta desintegrar el propio.


No sé si la amo
o si oculto a mi conciencia
tal premisa.
Mas, estoy seguro
que las tormentas
alojadas en su cabello
son mi fetiche,
y que en su cintura
se acurruca
el mejor de los poemas.


Es así, que cuando
nuestros astros coinciden,
disfrazo el nudo
que se apodera de mi garganta
con palabras torpes
y evito, con ademanes
de prestidigitador,
detener la mirada
en sus labios,
porque el magnetismo
que profieren
haría peligrar la coartada.


Me conformo
con que cante sonrisas
en mis párpados
y ruborice al viento
que se cuela por su escote
buscando aquel lunar
del que pocos saben.


No me escucharán decir
que huele a canela,
porque ésta
palidece al lado suyo.
Huele más bien
a cielo y orgasmos.


Seamos realistas,
la desnaturalización de su imagen
en un concepto sublime
no mermara las ansias
de corromperla
y volverla un apéndice
de mi lujuria.


Y sin embargo,
debo restringir ese latido
a las recámaras del cuerpo.
             No dejarlo salir,
             no dejarlo hablar,
pues eso conllevaría
la total aniquilación.


Aunque, reconozco,
no me amedrentaría
la posible extinción
si la misma resultase
de perder el oxígeno
en al menos
             un beso suyo.


No, no sé si la amo
o si busco tan sólo
purgar mariposas.



martes, 22 de mayo de 2012

LA MORTAJA

[Foto: Broke Shaden]


Cuánta catástrofe
ha de soportar mi eje
antes de que lo vea
caducar
lisiándome los pies.


Cuánta muchedumbre
ha de transitar mi centro
y periferia
antes de que suene
              el réquiem.


Y aunque no temo
a los sauces,
me pregunto de qué sirve
restaurar los huesos
cuando la voz
se ha cubierto de hoyos.


La lápida
se eleva interrogativa,
y nadie mora en el sepulcro,
nadie habita en mi vida.


Ya no hablo con el viento,
ni con la humedad,
ni con eso que creí
mi espíritu.


Entonces,
de dónde proviene
ese murmullo,
ese coro agónico.


La verdad
es que no hay murmullos,
           no hay coros,
           no hay voces,
           ni eco.


No hay atisbo alguno
de compañía.


La soledad,
la soledad es siempre
la mortaja que asfixia.



miércoles, 16 de mayo de 2012

DE MUERTOS Y ESPONTÁNEOS

[Foto: Broke Shaden]


La niebla se desencadena
detrás de los ojos
y es siempre un cuento
acerca del dolor,
y de la muerte de los peces,
mas nunca del coraje,
o del verde.


Nunca de la sonrisa.


Allá, fuera de la torre,
veo monigotes y sombras
discutiendo por una corona,
un latido,
que no les pertenece.


Imbécil, me les uno


Ahora, hay un enjambre negro
pululando en la garganta,
y no logro extraer mi nombre.


¿Dónde yacen los habitantes del sueño?


Por que en mí
ya no caben los sueños,
ya no cabe el sol.
Sólo hay desesperación
y anonimato,
un poblado
que atestigua la guerra
y reclama
a sus muertos.


Habito, translúcido e inexacto,
en el anverso de lo gris
junto a los huérfanos de la noche.


Mi rumbo se ha vuelto su rumbo.
Y su rumbo, es la muerte.


La voz,
la voz es siempre
la huella dactilar
de la memoria.

Esa que habla de mausoleos
y epitafios.


Y esos niños que ya no cantan,
esos niños soy yo,
pero los desconozco.



Distinguido como "Recomendado"
en mundopoesia.com el 08-07-1012 



domingo, 6 de mayo de 2012

OTRO CADÁVER



[Foto: Gregory Crewdson]


La vida se ha demorado
en algún otro sitio.


Ya no pasta
frente a la ventana
ni trepa mis árboles,
tal vez aún guste
de jugar a las escondidas.


Y este caparazón,
esta mansión atroz
en la que moro,
se las arregla, a diario,
para darme placebos.


Caigo en cuenta
de que la vida
no recuerda mi vida.
Y aunque intento
darme un nombre
la orfandad es infinita.


La existencia
me es esa mujer
que te desviste
para luego no acercarse,
para luego no tocarte,


           Ni sonreírte,
           y mucho menos besarte.


Cada bestia
que arrastro a mi perímetro
busca sacudirme la fatiga,
renovar mi aire,
pero ésta siempre retorna
y se expande virulenta.


Entonces, en las entrañas
me erijo difuso,
mientras allá fuera
el sol se vuelve fósil
mucho antes
de descubrir
qué hacer con el frío.


Y es que la vida,
que añora mi vida,
se folla
a otro cadáver.



martes, 20 de marzo de 2012

NÓMADA

 
[Foto: Cetrobo]


Qué fue del anhelo
por respirar,
de ese acto reflejo
de respirar,
que me instara
a buscar la superficie
lejos de tanta nube.


Qué de esa luz,
la valiente luz,
que antaño
distanciara a los lirones
que ahora se mastican,
caníbales,
en mi locura.


No quiero este vértigo,
ni morar más en mí,
tan hacia abajo
entre los rascacielos del hambre.


Porque aquí
la voz se arrastra
y se sabe gusano
y putrefacción,
y los niños no conocen las alas.


Quiero el follaje de vuelta,
mas dudo retorne.
Después de todo,
los erizos
no merecen edredones.


Siempre,
siempre es luto en mis bordes.


Soy demasiado cobarde
para renunciar
a los monolitos.


Y elegir la extinción
y desvanecerme en corcheas
dejando atrás todas mis raíces.


Abandonando, de ese modo,
los molestos témpanos
que me pueblan,
me estrangulan
y se mofan
          de mi parsimonia,
          de mi andar letárgico,
          de esta sonrisa triste.


Sólo atino a evocar
la leyenda remota
del coraje
para sortearlos,
devenir nómada,
y escapar así
del frío.



jueves, 26 de enero de 2012

LA PALABRA DEL ERIZO

[Foto: Autor Desconocido]



Hoy quiero hablar de la costa
a la que desciende la raíz de tu palabra,
de los pellejos que va dejando en la arena
para aglutinarse con el sol.


Quiero hablar de los túneles cadavéricos
que tu palabra enciende,
de cómo una nube
se convierte en un tratado
para acicalar el abandono
o cómo el amor
es la distancia intransitable
entre una espina y un contorno.


Entre los mendrugos de la sombra encuentro una luz
que irradia hacia las raspaduras del pasado.


Tu palabra sabe ser ella misma,
tiene la costumbre de enredarse
en las encrucijadas de mi devenir,
de clavarse en la prehistoria de mi aurora
y desgarra fácilmente la membrana
que cimienta el exilio de la lágrima.


Y mientras más envejecen mis olvidos
más entiendo las cortezas y los núcleos,
                             en ese viaje incierto tu palabra
                             emancipa cualquier miedo.


Es un pulso invisible.
La singular voz que te acontece.
El final que siempre vuelve a la tierra
                             para sentirse semilla.




Poema que me ha dedicado

Ana Belén Cardinali,
para leer más de su obra
pueden visitar
www.facebook.com/diluviospoeticos





martes, 24 de enero de 2012

NOCTURNO

[Foto: Cetrobo]


La opulencia,
de las ciudades
que me habitan,
se abastece
con demonios
que vociferan bélicos.


En su galope
estos faunos traen el sismo
que me sacude
y nombra escoria.


Las bahías todas
se repliegan
sobre sus muertos,
en tanto humea el silencio
por encima de la saliva
de mis umbrales.


Y aún no sé
donde duerme el refugio.


Pero lo que sí sé,
es que estos brazos
no fueron ideados
para contener
cataclismos,
ni mucho menos,
para disimular muros
en medio del páramo.


Entonces, me pregunto,
qué haré con las fisuras.


Que haré con la hueste de cactos
que prospera en las entrañas
evocando la intemperie
con la que me arropo,
ese hoyo que preña
la cavidad de mi tórax.


Y ese nombre,
ese maldito nombre,
y su estruendo,
y su garfio
quitándome del eje
dejándome esta vorágine.


Este mediodía-cadáver
sobre el cual
me declaro nocturno.



Elegido para 
formar parte de la antología poética 
"Polifonía Audaz"
de la selección de cuentos y poesía
de la Editorial Dunken 2012
Compilado por Jorge Enrique Hadandoniou


sábado, 7 de enero de 2012

INOCULARSE RESILIENCIA



[Foto: Autor Desconocido]


Desentramar el cuerpo
del ovillo,
creciendo en la inmediatez
de la herida.


Conocer luego
la forma
más allá del harapo.


Hurgar entonces
entre los propios átomos
buscando la chispa
que famélicos
nos anima.


Acapararla toda.


Aceptando
los lindes del feudo
vaciando el nombre
de cada una de sus ramas.


Para acontecer alados,
libres de mundos
anidando en los hombros,
pero conscientes del peligro
que acarrea la nube.


Nunca hay que dejar
de acicalar a los insectos,
ni de catalogar
la reminiscencia de los fósiles,
pues las cicatrices
se saben perennes.


Y es por ello
que no se desechan
las guaridas,
aquellas garitas
donde pequeños,
minúsculos,
nos maquinamos
               GIGANTES.



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