[Foto: Gregory Crewdson]
La vida se ha demorado
en algún otro sitio.
Ya no pasta
frente a la ventana
ni trepa mis árboles,
tal vez aún guste
de jugar a las escondidas.
Y este caparazón,
esta mansión atroz
en la que moro,
se las arregla, a diario,
para darme placebos.
Caigo en cuenta
de que la vida
no recuerda mi vida.
Y aunque intento
darme un nombre
la orfandad es infinita.
La existencia
me es esa mujer
que te desviste
para luego no acercarse,
para luego no tocarte,
Ni sonreírte,
y mucho menos besarte.
Cada bestia
que arrastro a mi perímetro
busca sacudirme la fatiga,
renovar mi aire,
pero ésta siempre retorna
y se expande virulenta.
Entonces, en las entrañas
me erijo difuso,
mientras allá fuera
el sol se vuelve fósil
mucho antes
de descubrir
qué hacer con el frío.
Y es que la vida,
que añora mi vida,
se folla
a otro cadáver.
Y este caparazón,
esta mansión atroz
en la que moro,
se las arregla, a diario,
para darme placebos.
Caigo en cuenta
de que la vida
no recuerda mi vida.
Y aunque intento
darme un nombre
la orfandad es infinita.
La existencia
me es esa mujer
que te desviste
para luego no acercarse,
para luego no tocarte,
Ni sonreírte,
y mucho menos besarte.
Cada bestia
que arrastro a mi perímetro
busca sacudirme la fatiga,
renovar mi aire,
pero ésta siempre retorna
y se expande virulenta.
Entonces, en las entrañas
me erijo difuso,
mientras allá fuera
el sol se vuelve fósil
mucho antes
de descubrir
qué hacer con el frío.
Y es que la vida,
que añora mi vida,
se folla
a otro cadáver.
Maravilloso tu mundo, mis cariños.
ResponderEliminarLud: Date una vuelta cuando gustes. ;)
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